La CIA en sus pesquizas perdió los cambios en Cuba


LOS CAMBIOS EN CUBA

Por Tirzo Medina

Falta el Vaticano para dar sus opiniones sobre los cambios de Ministros en Cuba. Casi todos lo han hecho, al parecer es un país de todos, tanto los que tienen derechos y los menos calificados, entre ellos un analista de la CIA que hace como 15 años escribió un libro titulado LA HORA FINAL DE CASTRO, y el señor Castro, resulta que hasta camina por las calles de la barriada habanera de Jamainita.

Tal vez el que mejor refirió la situación fue el periodista argentino Eduardo Marín, cuando escribió:

"O los servicios secretos norteamericanos son inútiles o estaban en otras pesquisas. Lo cierto es que de los numerosos cambios de ministros en Cuba se enteraron por la platinada Glenda Umaña del informativo de la CNN.

"Umaña no sabía nada, fuera del texto leído por un colega de Cubavisión, que anotició al mundo de la Nota Oficial del Consejo de Estado dando cuenta de los cambios. Morgan Neill, el corresponsal de esa cadena en La Habana, desde su suite 2024 del Habana Libre, tampoco podía aportar ni una idea.

Preguntado el portavoz del Departamento de Estado, Robert Duguid, dijo: “los estamos observando (a los cambios) de cerca”, pero rehusó emitir comentarios. La jefa Hillary Clinton estaba en Israel ofreciendo ayuda inquebrantable y permanente a Shimon Peres y Benjamin Netanyahu, por lo que tampoco podía decir ni una palabra..."

Habría que añadir que el corresponsal del periódico El País en La Habana, tampoco sabía nada de nada, él nunca sabe lo que pasa en Cuba, probablemente redacta sus informaciones desde alguna de las playas cubanas, con abundantes mojitos de Ron Havana Club, con hojas de mejorana incluída. Escuché a un amigo decir que este debe ser un asalariado del Gobierno Cubano, para mentirle a la opinión pública española y mantenerla fuera de órbita.

Tampoco sabía nada la bloquera más famosa e informada del mundo por obra y gracia del periódico El País, donde seguramente excluyó a los más de mil trescientos millones de chinos, los casi mil de la India y todos los que no tienen electricidad, computadores, agua potable ni medicinas o ciculan en camellos por los desiertos de África, los esquimales del Polo Norte y los habitantes de las selvas americanas o africanas.

La bloquera es la única que tiene justificación de no estar informada, pues mientras todos los analistas y adivinos sobre lo que pasa en Cuba estaban dormidos, ella realizaba gestiones por un íntimo amigo, que desde hace algunos meses se hacía pasar como promotor del Cabaret Nacional y vendía entradas falsas por valor de 25 pesos cubanos convertibles, a los incautos turistas.

El mencionado amigo de la bloquera, según los despachos de prensa mide 1 metro 76 centimetros. Fueron víctimas de reciente estafa, cuatro turistas italianos, 6 españoles y tres polacos.

Dos de los italianos, tal vez más avispados que sus ocasionales amigos, o que fueron estafados en otras ocasiones, detuvieron al delincuente y lo llevaron para la Unidad de la Policía de Centro Habana, sito en Dragones entre Lealtad y Escobar.

No debe sorprender si en cualquier momentos los españoles estafados por la bloquera y por el corresponsal del periódico El País en La Habana, los llevan para que en Dragones los investiguen también

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