Washington y Honduras: no, pero sí.

Norelys Morales Aguilera.


La rabia y la dignidad.

Las declaraciones el representante alterno de Estados Unidos ante la OEA, Lewis Amselem, quien sigue hundiendo a la cuestionada organización, vuelven a mostrar la cara exterior del golpismo desde Washington: tibiamente no al golpe de estado, pero sí en la acción.


No se excluye ningún funcionario de la Administración, desde el presidente Obama y la secretaria Clinton, hasta los derechistas o timoratos congresistas. Los negocios de las transnacionales están apuntalados en unas pocas familias que controlan la economía hondureña.

"El retorno del presidente Zelaya a Honduras es irresponsable e idiota y no sirve ni a los intereses de su pueblo ni a aquellos que buscan el restablecimiento pacífico del orden democrático en Honduras", dijo Amselem durante una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA. (en inglés: "The return of President Zelaya to Honduras, absent an agreement, is irresponsible and serves neither the interests of the Honduran people nor those seeking a peaceful reestablishment of a democratic order in Honduras,"), según AFP.

Abandonando toda compostura diplomática y mandando un mensaje definitivo de que el caso Honduras hundirá a la OEA, el señor Amselem “cargó con dureza contra Zelaya”.

Dijo: "Debería ejercer liderazgo y pedir a sus seguidores que expresen sus puntos de vista pacíficamente".


















¿A estos gloriosos muertos los asesinó Zelaya dentro de una embajada también en peligro de muerte?


El presidente derrocado y refugiado desde hace una semana en condiciones de asedio y bajo amenaza de allanamiento en la embajada brasileña en Tegucigalpa "debería cesar de actuar como si estuviera en una vieja película de Woody Allen", llegó a espetar el diplomático estadounidense.

Si de películas se trata en el más refinado estilo del Viejo Oeste, que a veces no parece tan viejo en Estados Unidos, el señor advirtió además, "Los que facilitaron el retorno del presidente Zelaya tienen una especial responsabilidad para prevenir la violencia".

Nadie se ha atrevido a explicar la responsabilidad que tienen en la violencia los militares norteamericanos en la base Soto Cano, Palmerola, a donde llevaron al presidente Manuel Zelaya después lo sacaron de su domicilio por la fuerza para expulsarlo del país el 28 de junio.

Desde ese momento los hondureños están rechazando pacíficamente el golpe y eso lo desconocen en Washington olímpicamente, porque los militares hondureños pareciera que no reprimen, sino que “ponen orden” asesinando y reprimiendo.



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