La resurrección de Hugo Chávez

Vicky Peláez .- Faltando menos de tres meses para las elecciones presidenciales en Venezuela, que se celebrarán el 7 de octubre, Hugo Chávez quien está postulando para el tercer mandato recibió un inesperado implícito visto bueno del mismo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama quien declaró en el canal WJAN-TV Miami que a su juicio “lo que ha hecho el señor Chávez en los últimos años no representa un peligro para la seguridad nacional” (norteamericana).

Por primera vez en muchos años Barack Obama se mostró como un líder sensato y pragmático en contraste con su secretaria de Estado Hillary Clinton quien es prisionera ideológica de los halcones iluminados de la elite norteamericana.

Recientemente denunció que “Irán, Rusia y China están haciendo avances perturbadores en América Latina y Washington no puede permitirse dejar de aislar a líderes de Venezuela y Bolivia”. Las amenazas de Hillary Clinton de “aislar Venezuela” suenan fuera de la realidad y muestran un estado agitado de su mente que no puede aquilatar, igual como el candidato republicano Mitt Romney, que la época del patio trasero ya pasó y que América Latina, a pesar de los altibajos en el camino, está buscando su propia identidad y sus modelos de desarrollo socio económico. Hugo Chávez en este contexto representa una vanguardia de cuya “victoria”, como dijo recientemente el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, depende el futuro de América Latina.

En la ceremonia de clausura del Foro de Sao Paulo anunció que “sólo con el liderazgo de Chávez el pueblo realmente ha tenido conquistas extraordinarias. Las clases populares nunca fueron tratadas con tanto respeto, cariño y dignidad. Esas conquistas deben ser preservadas y consolidadas. Chávez, cuente conmigo, cuente con el Partido de los Trabajadores, cuente con la solidaridad y apoyo de cada militante de izquierda, de cada demócrata y de cada latinoamericano. Tu victoria será nuestra victoria”. Y es cierto porque hay mucho en juego respecto a las elecciones presidenciales en Venezuela. De acuerdo al profesor norteamericano, James Petras, “Chávez representa realmente la conciencia social de las grandes mayorías en América Latina y siempre existe como un elemento decisivo para definir la independencia hacia el imperialismo norteamericano”.

La influencia de Hugo Chávez ya traspasó las fronteras del continente y su modelo de gobierno populista se está estudiando en Grecia y el Medio Oriente. Inclusive la misma derecha venezolana está tratando de imitar su forma de comunicarse y acercarse a los más pobres. Su candidato presidencial, Henrique Capriles Rondonski, de 40 años de edad, proveniente de una familia judía ruso polaca por parte de su madre y judía por parte de su padre, aconsejado por sus asesores norteamericanos y brasileños, está tratando de crear una base de apoyo en los barrios populares. Su movimiento Mesa de Unidad Democrática (MUD) tiene un gran apoyo de varias Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) financiadas generosamente por el Departamento de Estado norteamericano a través del Fondo de Promoción de Democracia (NED) y la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID).

Durante el golpe de estado en abril de 2002, Henrique Capriles fue uno de los líderes del grupo que asaltó la embajada de Cuba en Caracas. Con este antecedente ya se puede adivinar su orientación política, y también la razón del apoyo y asesoramiento que recibe de Miami, del actual gobierno derechista español y del ex presidente colombiano Álvaro Uribe. Su programa de gobierno, cuyo lema es “que todos progresemos y que nadie se quede atrás” carece de metas y plazos concretos limitándose a las generalidades. No precisa la forma de ejecutar sus “planes de proyectos” por ponerle un nombre. Como dicen en Venezuela “prometer y prometer hasta meter y después de metido, nada lo prometido”.

Lo que está bien definido en su proyecto de gobierno es un marcado anti socialismo y pro norte americanismo. En realidad ofrece el retorno al pasado ligeramente modificado con el mercado libre, la desregularización de las relaciones laborales y la irresponsabilidad social. Aboga por la propiedad privada como un derecho natural y clama la necesidad de revertir las estatizaciones y expropiaciones de las empresas. Para los líderes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), es necesario revaluar las relaciones con Cuba y el resto de los países del ALBA y al mismo tiempo hacer lo necesario para normalizar las relaciones con los Estados Unidos y España.

Los convenios de salud Venezuela – Cuba tendrán que ser revisados y reemplazados por convenios con el sector privado venezolano.

En este programa la oposición acusa al gobierno de Hugo Chávez sin ninguna prueba e ignorando inclusive las conclusiones contrarias de la misma CIA, como causante del desprestigio internacional de Venezuela, el debilitamiento de la soberanía nacional y de los alineamientos geopolíticos ajenos a la tradición nacional, teniendo en cuenta su acercamiento a China y Rusia. La presencia de Venezuela en Mercosur y Unasur tendrá que ser reemplazada por su reingreso a la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Con este plan ya se puede imaginar el futuro que esperará a los venezolanos cuyo petróleo también será privatizado. Nadie debe subestimar la capacidad de la derecha venezolana de hacer campaña contra Hugo Chávez en los barrios populares con una campaña puerta a puerta con millones de dólares que recibe del extranjero y de sus oligarcas locales.

Faltando un poco más de dos meses para las elecciones presidenciales, las encuestas, inclusive las de Miami, muestran una ventaja sustancial de Hugo Chávez. El programa de su gobierno para 2013 – 2019 bajo el lema “Independencia y Patria Socialista”, es coherente, lógico y sostenido con las cifras, metas y procedimientos concretos. El objetivo principal de su programa es construcción del socialismo tomando en cuenta el pensamiento del Amauta peruano José Carlos Mariátegui: “No queremos que el socialismo sea en Nuestra América calco y copia. Debe ser una creación heroica”.

El párrafo 5.1 del programa de gobierno declara: “construir e impulsar el modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y el aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de naturaleza”. Respecto las relaciones exteriores (el párrafo 4.3.1.3) Venezuela se orientará a “elevar a un nivel superior las alianzas estratégicas con la República Popular China, La Federación de Rusia y la República Federativa de Brasil”.

Precisamente este acercamiento de Venezuela a China y Rusia está alarmando a los políticos norteamericanos. Especialmente los está preocupando China porque mientras Rusia hace sus convenios paulatinamente y con mucho cuidado, el dragón chino barre con todo y actualmente no sólo está estableciendo su base energética en Venezuela sino ya está proponiendo una alianza estratégica al MERCOSUR con el objetivo de que el intercambio comercial bilateral supere los 400 mil millones de dólares en el próximo lustro. Es decir, China está orientándose a los bloques de países, mientras que Estados Unidos y Rusia se dedican a los tratados con los países individuales en el continente.

En este juego geopolítico, el potencial energético de Venezuela actúa como un imán para las grandes potencias, cuyos intereses dependen en este momento de la política de su líder, Hugo Chávez como también saben que su reelección podría influir cambios en toda América Latina. Así se presenta periódicamente en la historia del mundo una situación descrita por Georgui Plejanov en su obra “El Papel del Individuo en la Historia”. Decía que “la historia la hacen los hombres”, y que, por lo tanto, “los individuos ejercen con frecuencia una gran influencia en la sociedad, pero esta influencia está determinada por la estructura interna de ella y por su relación con otras sociedades”.

Según Plejanov, “el gran hombre es iniciador que ve más lejos que los demás y quiere con más fuerza que los demás el cambio de las relaciones sociales y asume la iniciativa”.

Actualmente en América Latina este “gran hombre” es Hugo Chávez y su agenda de cambios refleja la necesidad del tiempo y el espacio. Sin embargo, el futuro de su tarea de reformar la sociedad depende del apoyo de su pueblo y paradójicamente de la salud del mismo emprendedor que a la vez está en manos del destino.

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