El día que Yoani Sánchez contó cómo es un mito

Norelys Morales Aguilera.- La vuelta al mundo en 80 días de Yoani Sánchez ha sido cuidadosamente costeada y organizada por sus mecenas de la NED, el Congreso de los Estados Unidos y las embajadas de ese país, según lo trascendido, porque ningún periodista de los grandes medios se ha referido al tema todavía.

El éxito que los fanáticos ven en el trayecto la conduce directamente a sus contrasentidos y hasta su tragedia. Para empezar quienes se deshacen en elogios pierden de vista que doña Yoani Sánchez no es la voz de un país y es una desconocida en Cuba porque la gente en Cuba sabe muy bien lo que se traen entre manos los timadores del negocio de la contrarrevolución.

Y, la tragedia le viene de que en el fondo, apartando la propaganda que la rodea como si fuera una estrella pop, que le desdice la función de periodista que dice ejercer, no la creen.

En el modo interpretativo con que cuenta Yoani en sus escritos es difícil poder corroborar hechos y eso es muy efectivo a la hora de manipular, que es su terreno. Pero, a veces se puede leer entre líneas.

En publicación del 26 de marzo de 2013 en El País de España [1] la egregia Yoani Sánchez ha contado su real tragedia de no ser creída. Culpa a “la propaganda oficial”. Ese es su drama. La realidad, esa no importa, la señora Sánchez debe ser creída, sin contrastación, por lo que algunos dicen que su blog debería llamarse Generación Yo.

En La Haya, en un lugar tal que no es posible verificar, un mexicano, un saharaui y otros más contaron sus historias y ella asegura: “Logro ponerme en la piel de todos ellos”. La perfecta hipócrita que no la levantado la voz por ninguno. Pero reclama para sí la atención.

Entonces parece que le dijeron algunas verdades que entrecomilló y se volvió muy democrática: “La comunicación se ha roto, el mito se ha impuesto.”

O sea, que no le creyeron y respondió con el mejor estereotipo que pudo hallar: las realizaciones de la Revolución cubana son un mito de “la propaganda oficial” para tanta gente necia en este mundo que no la cree a ella en persona, a ella que tiene la única verdad.

Deberá colegirse que en la conversación que no da pruebas factuales como debiera hacer una periodista no estaban sus protectores y se quedó sola ante los hechos con su dramática realidad: no es creíble. ¿Dónde está el mito?

Nota

[1] http://blogs.elpais.com/cuba-libre/2013/03/el-mito.html

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