“Me llamo René y vine a ver un partido de béisbol” [+ fotos]

Fotos: Carolina Vilchez
Norelys Morales Aguilera.- Así comenzó sus palabras a los artistas villaclareños y a los grupos de solidaridad que se agolparon en la peña cultural “La casa como un árbol” del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, en Santa Clara, que habitualmente realizan todos los días cinco a las 5:00 de la tarde, para con el arte concertar acciones y actualizarse de la situación de los antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos.

Sin embargo, la frase solo era el modo personal que tiene René González Sehwerert de enfrentar la adversidad que ha demostrado en largos años de prisión injusta y la legítima emoción que lo embargaba después de visitar el mausoleo que guarda los restos del Comandante Che Guevara y sus compañeros de guerrilla. “Nadie recordará el nombre de tus asesinos, pero mientras exista un pueblo como este, del que venimos mis cuatro hermanos y yo estarás siempre vivo” expresó ante los restos del Che.

René y su familia llegaron a una zona de Cuba desbordada por la fiebre del beisbol y él no sería ajeno. Seguidor del equipo Villa Clara y los otrora Azucareros del centro de la Isla por la influencia de su padre, obrero y comunista, que soñó con el beisbol. Su vida de combatiente antiterrorista en medio de la cloaca miamense, furibunda y terrorista, le dio la oportunidad de comparar el color naranja que simboliza en lo opuesto tanto al team beisbolero como a la prisión en Estados Unidos, tantas veces injusta.

René fue encarcelado el 12 de septiembre de 1998 junto a sus cuatro compañeros Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González por el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos acusados falsamente del delito de espionaje en territorio norteamericano. Sobre él recayó una condena de 15 años y ha regresado recientemente a la Patria, luego del duro encierro.

También su esposa Olga Salanueva fue encarcelada y deportada a Cuba meses después. Se dice que uno de los pocos momentos que lograron verse ella vestía un traje de prisionera anaranjado. Se abrazaron. Él la consoló y ante sus lágrimas le pidió que los enemigos no la vieran llorar. “Además, llevas el color de mi equipo de pelota”, bromeó.

Durante los años de encierro, el beisbol y los éxitos de los deportistas cubanos eran inspiración, pero lo que la vida le tenía reservado a René y su familia era llegar a Santa Clara mientras los anaranjados pujaban por ser campeones. Cuando se supo que René y su familia estaban en la ciudad la noticia corría de boca en boca considerándosele como un buen augurio más para el triunfo.

Y, sucedió. René, su esposa y sus hijas vivieron la tensión de un juego digno de la final de la pelota cubana rodeado de miles de aficionados que abarrotaron el estadio local y que le recibieron con una estruendosa ovación en reconocimiento. Le correspondió el honor de entregar el trofeo al equipo de Villa Clara. Estaba feliz. Quién sabe si pensó que era una revancha con su historia.

Pero, en Santa Clara no todo es béisbol y una memoria compartida puso a prueba sus emociones y compromisos. Yendo más allá, dijo que “lo que el Che nos dejó se renueva todos los días y nos sigue haciendo falta. Estamos en una etapa decisiva de nuestra historia en la que tenemos que apelar a su capacidad para mirar al fondo de las cosas, para la autocrítica, para evitar los formalismos, a esa heterodoxia que él tenía de mirarlo todo, de dudar de las cosas, de preguntarnos si lo podemos hacerlo mejor, de que si lo que estamos diciendo es lo que está sucediendo en la vida real…O sea, esa capacidad de mirar a la vida real sin engaños para poder transformarla, que tenía el Che, necesitamos que esté con nosotros porque nos va a hacer mucha falta en estas circunstancias”. Lo que vale tanto para la lucha que tiene por delante como para el país.

Y es que también el Che nos dejó hombres como este luchador antiterrorista que pertenecen a los bienes intangibles de la nación, que es mucho más que el nombre de René y que no estuvo en Santa Clara solo para ver un espléndido juego de béisbol. |Cubahora.cu




René González y su familia saludando al pueblo santaclareño en el estadio Sandino.


René González, feliz por haber entregado el trofeo al equipo de Santa Clara.

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